La divisoria digital constituye un problema a nivel mundial que distingue a las personas entre excluidos y no excluidos dentro de la sociedad de la información.
Esta brecha se abre cuando el boom tecnológico se expande y unos tienen acceso a éstas y otros no. Sin embargo, el problema no acaba aquí; el acceso no garantiza un buen uso de éstas; y por lo tanto, se puede seguir siendo excluido social teniendo acceso a éstas; o se puede ser un integrado social haciendo un mal uso.
¿Dónde encontramos la solución entonces? De nuevo, en la educación crítica, ya que determinará la formación a nivel técnico de éstas, a su vez que una educación en valores y principios éticos que habrán de guiar las actuaciones de los individuos.
Esta brecha se abre cuando el boom tecnológico se expande y unos tienen acceso a éstas y otros no. Sin embargo, el problema no acaba aquí; el acceso no garantiza un buen uso de éstas; y por lo tanto, se puede seguir siendo excluido social teniendo acceso a éstas; o se puede ser un integrado social haciendo un mal uso.
¿Dónde encontramos la solución entonces? De nuevo, en la educación crítica, ya que determinará la formación a nivel técnico de éstas, a su vez que una educación en valores y principios éticos que habrán de guiar las actuaciones de los individuos.
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